jueves, 3 de enero de 2008


INMIGRACIÓN


Ha dicho con acierto el premio Nobel de Literatura, José Saramago, que nos encontramos ante el mayor movimiento migratorio visto nunca por la Humanidad. La inmigración afecta a toda Europa, aunque la puerta de entrada al continente, para miles de personas que huyen de la miseria, de la guerra, de la hambruna, sean Las Islas Canarias.

África ha sido durante siglos fuente de riqueza para los europeos y, desgraciadamente, ha heredado de nuestra civilización los problemas derivados de la sobreexplotación, de los inexistentes planes de desarrollo y sobre todo, la falta de solidaridad.

Sabemos que estos desplazamientos continuarán mientras perduren las abismales diferencias entre ambos continentes. Hombres, mujeres y, sobre todo, niños de África, mueren cada día ante la indiferencia y permisividad de sus pasivos gobiernos; pero también ante las frases y los discursos de solidaridad estéril de los gobernantes de nuestro país y de la burocratizada y lenta Unión Europea.

No podemos seguir perdiendo un tiempo precioso que representa para muchos seres humanos, la diferencia entre la vida y la muerte. La cooperación directa se hace imprescindible. Y hay que hacerlo ya.

El miedo y la xenofobia no son la solución. No estamos ante delincuentes pues el único delito de estos hermanos es haber nacido en un continente empobrecido y maltratado.

Dicen los políticos que se necesita la ayuda en los países de origen. Tenemos muy cercanas a las Misiones Salesianas y a sus obras en ese continente, con sus centros de Formación Profesional. Pero también hay que socorrer, ayudar y prestar asistencia humanitaria, cada día, a los cientos de africanos que llegan a nuestros puertos en cayucos o pateras. Colaboremos pues con La Cruz Roja, con Cáritas,.. o con otras ONGs que han demostrado su eficacia en estos momentos tan difíciles que estamos viviendo los canarios, antiguo pueblo de emigrantes y hoy, auxiliadores de inmigrantes africanos.

Estas reflexiones las he escrito porque durante el mes de agosto de 2006, mientras gozaba de mis vacaciones junto al Puerto de Los Cristianos, he vivido en directo, varias veces cada día, este drama de la inmigración. Allí, además de las autoridades judiciales y Agentes de la Policía, estaban los voluntarios de la Cruz Roja. No importaba que llegaran dos o tres embarcaciones, o cuatro y cinco, como ocurrió en algún momento; infatigables, preparaban, una y otra vez, las carpas de acogida en donde los agotados navegantes encontraban consuelo para su miedo, calor y alimento para su cuerpo, alivio para sus dolores. Y todo estaba siempre organizado porque son muchos los que, dedicando su tiempo libre, se turnan para favorecer el descanso de los equipos y para evitar que el engranaje, que hace posible esta solidaridad, se detenga.

Si cada uno de los que lee estas líneas aporta, al menos, el famoso 0,7% de su sueldo a estas Instituciones estaremos compartiendo una misión humanitaria, demostrando que las raíces cristianas que sustentan al Viejo Continente, siguen vigentes, aunque no aparezcan en su Constitución.

En la red se puede encontrar mucha más información en las siguientes páginas.


- www.cruzroja.es

- www.misionessalesianas.org

- www.caritas.es